"¡Qué Viva México!" El arte no deja de ser una crítica.

Saturday, 08 April 2023 05:05 Written by Yashodara

 

Decía Salvador Dalí que “no hay nada más surrealista que la realidad”, y esta premisa en nuestro país, es una constante. Nos quejamos de la visión que el mundo tiene de nosotros como mexicanos pero lo cierto es que, cuando vas caminando por la calle y se observa alrededor, se puede ver una pasarela completa de esos estereotipos de los que tanto nos quejamos. Y eso, nos incomoda pero también nos da material para nuestras burlas cotidianas.

Algo así nos sucedió al ir a ver esta semana la última producción del cineasta Luis Estrada “¡Qué Viva México!” una película que trata de ir en el mismo tono de crítica que es el sello personal de su obra, esta vez, siendo aparentemente el blanco de sus dardos, el actual gobierno autodenominado Cuarta Transformación, “4T” pa los cuates y para todos en las conversaciones cotidianas. Esta visita al cine desató una discusión al respecto con el Maestro Lara, acompañante y contraparte de esta aventura fílmica.

La película trata sobre un profesionista que logra salir de su pueblo de origen en un claro intento por olvidar de donde viene y formando una vida que, a primera vista, parecería un ejemplo de superación personal: el trabajo perfecto, la casa perfecta, la esposa e hijos perfectos y adorables…todo muy armonioso hasta que, con una llamada del padre y un ruego que despierta la curiosidad y la ambición, se descubren los débiles hilos con los que está sostenida esta existencia clasemedia de ensueño. La codicia alimenta a su interés y regresa al lugar que lo vio nacer para despedir a su abuelo cuya última voluntad en su testamento es que su adorado nieto esté presente para la repartición de los bienes y su lectura. De ahí en adelante todos se descubren tal y como son. En poco más de tres horas, se puede sentir, básicamente el miedo a descender los peldaños que tanto trabajo costó subir.

¿Por qué seguirá una férrea discusión? En primer lugar por los estereotipos de los personajes cuya caricaturización exagerada, (porque sí, se puede exagerar una caricatura y se convierte en un esperpento), pueden ser molestos. Por un lado se sostiene, desde la postura de esta espectadora, que existen personas así en México. Parecería que el cineasta tomó a todos los estereotipos del mexicano en un solo lugar de tal forma que no puede ser creíble y eso hace que se pierda la crítica al sistema actual. La postura del Maestro Lara y esto de acuerdo a su experiencia personal, es que esos estereotipos exagerados sí existen tal cual fueron presentados en la película. Sin embargo y, otorgando sin conceder que así sea, el trato entre los personajes no se siente natural al principio sino que la relación entre todos comienza a sentirse natural hasta las escenas finales. Esto quizás por el tiempo que ya tienen filmando y que todos empezaron a entender bien su rol de familia. Y es que en su conjunto, la película es estridente e innecesariamente escatológica. El discurso politico en contra de la 4T, Si esto dejó molestias en Palacio Nacional, parece más una forma de entrar a la conversación que de atacar al cineasta que, dicho sea de paso, luchó porque todos pudiéramos ver su obra de nuevo en las salas de cine, lo cual se agradece ya que nada super esta experiencia. Ni siquiera el mejor sonido en casa.

Definitivamente aunque “¡Qué Viva México!” sigue la fórmula conocida de Luis Estrada desde “La Ley de Herodes”, no llega a ser tan magistral como lo fue ésta última en su momento. Puede ser por el cambio de los tiempos, puede ser porque algunos nacimos en el régimen priísta y lo vivimos en carne propia y hemos sido testigo de la alternancia en el poder, puede ser porque ya hay generaciones que no vivieron nunca “el día del Presidente ”, pueden ser muchas cosas o, simplemente, que la fórmula debe renovarse como la sociedad que está en constante cambio. Lo que sí es bueno y eso ya la hace un material valioso, es que podemos discutir y confrontar nuestros puntos de vista y darnos cuenta de nuestra realidad y papel en la sociedad, de dónde venimos y que no nos aceptamos como somos, que no está mal querer avanzar pero está mal ignorar nuestro origen.

 

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